EL CÓNDOR
El cóndor
andino, cóndor de los Andes o simplemente cóndor (Vultur
gryphus) es una especie de ave de la familia Cathartidae que
habita en Sudamérica.
El orden al
que pertenece su familia se encuentra en disputa.
Se extiende por la cordillera de los Andes, cordilleras próximas a ella y las
costas adyacentes de los océanos Pacífico y Atlántico.
Es el ave no marina de mayor envergadura del Planeta. No posee subespecies. Su
nombre procede del quechua cùntur.
Es un
ave grande y negra, con plumas blancas alrededor del cuello y
en partes de las alas. La cabeza carece de plumas y es de color rojo, pudiendo
cambiar de tonalidad de acuerdo al estado emocional del ave. A diferencia de la
mayor parte de las aves de presa, el macho es mayor que la
hembra
El
cóndor andino es reconocido como una de las aves voladoras más grandes del planeta después
del albatros viajero. Los
adultos llegan a medir hasta 142 cm de altura, y entre 270 y 330 cm de envergadura, y pesan de 11 a 15 kg los
machos y de 8 a 11 kg las hembras. Poseen la cabeza desnuda y
relativamente pequeña, de color generalmente rojizo, aunque el mismo puede
cambiar según el estado de ánimo del animal; pico de borde muy cortante y
terminado en gancho. Las alas son largas y anchas, y las patas, no prensiles,
poseen uñas cortas y poco curvas, y con la inserción del dedo posterior
elevada. Las mismas están adaptadas para la marcha y para la sujeción de la
carroña. Alcanzan la madurez sexual aproximadamente a los 8 años. El
plumaje juvenil de ambos sexos es de color marrón hasta alcanzar en mudas
sucesivas el característico plumaje negro-azabache de los adultos. Una ancha
banda blanca resalta en el dorso de las alas y un nítido collar blanco no
completamente cerrado al frente, protege la desnuda piel del cuello.
El
cóndor se alimenta de animales muertos. Una vez
localizada la carroña, los cóndores no descienden a comer de manera inmediata
sino que se limitan a volar sobre la misma o se posan en algún lugar desde
donde ésta se vea claramente. Uno o dos días pueden pasar hasta que finalmente
se acercan. Comienzan a alimentarse en los puntos más accesibles o blandos de
los cadáveres, es decir, los ojos, lengua, ano, ubre o testículos, abdomen y
entrepierna. Con sus fuertes y cortantes picos desgarran los tejidos y abren
los cueros, lo que adicionalmente facilita el aprovechamiento de la pieza por
parte de carroñeros de menor envergadura. Un cóndor puede ingerir unos
5 kg de carne en un día y asimismo puede ayunar hasta 5 semanas.
El
cóndor andino es considerado una especie casi amenazada por la UICN (Unión
Internacional para la Conservación de la Naturaleza). Fue puesto por primera
vez en la lista de Especies en Peligro de Estados Unidos en 1970, un estado que
se asigna a un animal que está en peligro de extinción en la totalidad o de una
significativa parte de su área de distribución. Las amenazas a la población
incluyen la pérdida de hábitat necesario para la búsqueda de alimento, el
envenenamiento secundario de los animales muertos por los cazadores y la
persecución.
EL
MISTICISMO DE SU MUERTE
Los incas creían
que el cóndor era inmortal. Según cuenta el mito, cuando el animal siente que
comienza a envejecer y que sus fuerzas se le acaban, se posa en el pico más
alto y saliente de las montañas, repliega las alas, recoge las patas y se deja
caer a pique contra el fondo de las quebradas, donde termina su reinado. Esta
muerte es simbólica, ya que con este acto el cóndor vuelve al nido, a las
montañas, desde donde renace hacia un nuevo ciclo, una nueva vida. El cóndor
simbolizaba la fuerza, la inteligencia y el enaltecimiento o exaltación. Era un
animal respetado por todos aquellos que vivían en los Andes desde tiempos
anteriores al descubrimiento de América, ya que no sólo traía buenos y malos
presagios, sino que también era el responsable de que el sol saliera cada
mañana, pues con su energía era capaz de tomar el astro y elevarlo sobre las
montañas iniciando el ciclo vital.